El refugio coruñés de Emilia Pardo Bazán, al pie del Camino Inglés

 


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A veces parece que muchos de los caminos que ha transitado la cultura gallega en los últimos 150 años confluyeran en una casona de aspecto discreto pero sólido, en el número 11 de la calle Tabernas de A Coruña. En ella vivió desde su infancia Emilia Pardo Bazán, pionera en tantas cosas; y en ella se encuentra la Real Academia Galega, que vela por la salud del idioma gallego desde principios del siglo XX.

Situada en la ciudad vieja de A Coruña, a tiro de piedra de la iglesia de Santiago y de la puerta de la muralla que en tiempos daba al puerto, la casa-museo de Pardo Bazán es un edificio del siglo XVIII. El padre de la escritora, José Pardo Bazán, la adquirió a mediados del XIX. José Pardo Bazán procedía de una familia de arraigo liberal: su padre (y abuelo de doña Emilia) era el militar Miguel Pardo Bazán de Mendoza Castro, que luchó en la Guerra de Independencia contra los franceses en el Batallón Literario y consiguió cierta fama como diputado en Madrid durante el reinado de Isabel II y como defensor de la libertad de prensa. El hijo, José Pardo Bazán fue alcalde de A Coruña y diputado en Madrid.

Según recordaba la propia escritora, la casa en la que nació en 1851 estaba llena de libros, lo que agudizó su gusto por la literatura. Cuando heredó el título de Condesa de Pardo Bazán y, con él, el pazo urbano, Emilia continuó contribuyendo al crecimiento de la biblioteca. En la actualidad se puede disfrutar de una parte de ella a través de la recreación que se ha dispuesto en la Casa-Museo, que reproduce con muebles originales de la época cómo era el interior del edificio en su momento de mayor esplendor.

Y ese momento fue la transición entre el XIX y el XX, cuando Emilia Pardo Bazán era ya una de las escritoras más reconocidas de España y patrocinadora de cuantas actividades culturales de sesgo liberal se producían, especialmente en A Coruña y en Galicia. La Casa-Museo reproduce con fidelidad el salón en el que la Condesa reunía cada jueves una tertulia por la que pasaron desde Unamuno a los galleguistas de primera hora, y en la que se fundaron revistas, se planeó la edición de libros e incluso se pergeñó la creación de la Real Academia Galega.

A mediados de los cincuenta, pasadas ya más de tres décadas del fallecimiento de la literata, el caserón de la calle Tabernas cambió de manos, con la donación que sus herederas firmaron la donación del inmueble a la Real Academia. El tránsito hacia su uso actual no fue rápido. No fue hasta 1979 que la Academia pudo instalarse finalmente en la casa y abrir su sede y la Casa-Museo, en la que se reúnen muebles y objetos que pertenecieron a la Condesa (y que se hallaban tanto en A Coruña como en su no menos mítica casa en la calle Goya de Madrid), manuscritos originales y documentos personales que ayudan a comprender mejor la figura de Pardo Bazán y su influencia en la cultura de todo un país.

Imágenes: Real Academia Galega. Casa Museo Pardo Bazán.

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