Ponte de Lima, corazón del Camino Portugués


HdC. La localidad lusa de Ponte de Lima fue, durante los años en los que casi no pisaba nadie el Camino Portugués a Santiago, el corazón de esa ruta jacobea. Los pocos peregrinos que mantenían viva la llama de un fenómeno milenario se daban cita allí, y con mucha voluntad y esfuerzo señalizaron el Camino hasta la localidad de Valença do Minho, y desde ahí cruzar el Miño hasta Tui fue coser y cantar: sólo había una alternativa, el puente de hierro centenario, y por él siguen pasando en la actualidad para llegar a la ciudad gallega. A partir de la catedral tudense la señalización es excelente, con una mancha negra a la altura del ayuntamiento de O Porriño.

Ponte de Lima se convirtió, pues, no solo en referencia sino también en un hito del Camino Portugués. Y poco a poco aquella ciudad pequeña y medieval se fue rehabilitando, hasta el extremo de que hoy en justicia debe definirse como una pequeña maravilla con abundancia de flechas amarillas. El Camino funcionó aquí -como en otras partes- como un imán, y en el siglo XXI junto a los peregrinos se dan cita miles de turistas. Su puente, los restos de sus murallas, su excelente oficina de turismo, su paseo fluvial por ambos lados del Limia y su muy buena oferta de restauración son beneficiarios de ello. Y al mismo tiempo, causa. Larga vida a Ponte de Lima.


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