HdC. Pocos, muy pocos peregrinos vio pasar el puente Eiffel
cuando se levantó, en tierras portuguesas de Viana do Castelo. Lógicamente,
ahora sí, porque ese Camino Portugués por la Costa (que allí llaman Caminho do
Noroeste) ha sido revitalizado.
En realidad, los peregrinos que preferían la compañía del
mar en vez de buscar por el interior la bonita e histórica Ponte de Lima ya se
encontraban antes con un problema similar: salvar la desembocadura de un río,
en este caso la de Cavado, a la altura de Esposende. En una resolución de la
Cámara (Ayuntamiento) de esa villa, datada en el 22 de diciembre de 1640, se
requería a los barqueros que no cesasen “en topo o tempo he numque en tempo
allgum… cousa tan amtjga he de tamta carejdade como he pasar haquela barca de
Llago de nojte e de dja”. Más o menos, que no dejasen “en todo momento cosa tan antigua y de tanta caridad como esa pasar aquella barca de noche y de día”.
El final del Lima contó desde tiempos inmemoriales con un
inestable puente de madera que se quedó anticuado. Así que el 30 de junio de
1878 se inauguraba otro, metálico, de 562 metros y con dos pisos, que desde
entonces une Darque con Viana do Castelo. Fue diseñado en el estudio de Gustavo
Eiffel, y permitió la llegada del ferrocarril a Viana do Castelo.
Eran momentos en que los peregrinos a Compostela escaseaban tanto
que la mayoría de los años no había ni uno. Ahora, restaurado entre el 2006 y
el 2007, raro es el día sobre todo de verano en el que no se ven pasar a los
caminantes rumbo a Santiago.
Foto: By Roberto Santorini (originally posted to Flickr as Eiffel Bridge) [CC BY-SA 2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0)], via Wikimedia Commons
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