O Cebreiro, un hito del Camino Francés que procede mimar un poco más



Que la aldea de O Cebreiro, en la alta montaña de Lugo, se define por sí misma como un hito del Camino Francés no lo duda nadie a estas alturas. Con sus pallozas prerromanas en pie (una de ellas, convertida en museo), con la larga sombra benéfica de Elías Valiña –el cura que recuperó el Camino de Santiago- y con la llegada permanente, sin excepción diaria, de peregrinos, O Cebreiro queda grabado para siempre en la memoria de quien recorre la Ruta hasta Compostela. Así es desde finales del siglo IX.

Nada nuevo queda por decir de su templo con elementos prerrománicos y su cáliz y patena regalo de los Reyes Católicos, que, admirados y devotos, se detuvieron aquí. Pero lo cierto es que O Cebreiro necesita también algún mimo para que siga siendo lo que siempre fue: un lugar de descanso y de acogida al peregrino. La excesiva comercialización del espacio o el descuido en la higiene no son admisibles ni ahora ni nunca. Conste.

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