Albergue de Ribadiso, Albergue Mágico del Camino






Por Elena Goyanes. 

El Albergue de Ribadiso nació gracias al plan impulsado por el entonces conselleiro de la Xunta Vázquez Portomeñe, para la celebración del Año Santo de 1993. 

Era necesario habilitar un lugar de acogida en Arzúa, ya a las puertas de Santiago (36 Km. para llegar), y qué mejor que restaurando un pequeño complejo de antiguas viviendas, cuadras y pequeña cerería junto al río, en aquel momento ya prácticamente abandonado. El lugar se eligió porque en documentos medievales ya se mencionaba la existencia allí de un Hospital de Peregrinos, el de "Ribadiso da Ponte", que se identifica con la construcción más grande del hoy Albergue de peregrinos. Su rehabilitación la realizó el arquitecto Jesús A. Díaz García.

Al Albergue se llega tras una etapa de colinas suaves y firme bastante amigable para el caminante, que atraviesa una de las comarcas que mejor definen la vida de la Galicia agrícola del interior. Prados muy verdes: alguna que otra plantación forestal; ejemplares de rubia gallega guiadas por paisanos con las que en muchas ocasiones compartimos los caminos; y explotaciones de frisona a lo lejos, que nos indican estar atravesando una de las principales zonas de producción láctea de Galicia. Llegamos al Albergue de Ribadiso justo al pasar el puente medieval sobre el río Iso, que da nombre al lugar (RIbadiso de Baixo), en su día construido precisamente para facilitar a los peregrinos el paso del río.

El Albergue de Ribadiso está en muy buen estado de conservación a pesar de su relativa larga historia. En realidad es como una pequeña aldea gallega, con varias casas que se abren a una especie de patio común. El granito y la piedra de la zona están presentes hasta en el pavimento. Y su cercanía al río permite al peregrino remojar los pies dañados por el esfuerzo sin por ello tener que sufrir la molestia de los mosquitos que sí afectan en otras riberas gallegas. Al río accedemos desde el prado del propio Albergue mediante una pequeña escalinata. Y podemos acercarnos con toda seguridad ya que es regato más que río: su poca profundidad y suave corriente permiten no sólo remojarse sino incluso un corto baño (corto no por el deseo sino por la fría temperatura de las aguas).

Está gestionado por la Xunta de Galicia, incluido en su Red de Albergues del Camino. Y desde los inicios atendido por una paisana arzuana, Dolores Agra, que tras 20 años de contacto con los caminantes se dice que reconoce a leguas al peregrino que llega de verdad caminando de aquellos otros que se bajan de los coches carretera arriba, para intentar ocupar una cama en este deseado hospital medieval de peregrinos. 

Lo que piensan los peregrinos: es uno de los albergues mejor valorados del Camino Francés en Galicia. Invita a descansar, disfrutar de un entorno tradicional y silencioso y tumbarse en los prados de la propia finca del Albergue. Se recomienda no perderse la puesta de sol vista desde el puente medieval.

La mejor fotografía: el conjunto se capta muy bien desde el otro lado del río, antes de cruzar el puente.

Una anécdota. Cuando en 1992 se rehabilitó Ribadiso se barajó como alternativa un complejo de molinos junto al río, a la salida de Arzúa por la carretera de Santiago. Su denominación, "Molino Francés", ya nos puede dar idea de su también estrecha vinculación con el Camino. Ya entonces estaban en ruinas. Muchos arzuanos ni saben de su existencia.

Y un aviso: si queréis utilizar la cocina más vale que contéis con hacer la compra antes de llegar al Albergue. Si no, tendréis que acercaros a Arzúa, a algo más de 2 Km. Si no se quiere cargar comida, en las inmediaciones del Albergue hay 2 restaurantes con precios asequibles.

Fotografías de Ribadiso y su entorno:


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