Una veintena de kilómetros preciosos en el Camino catalán

HdC. El Camino de Santiago está cogiendo fuerza poco a poco en Cataluña. Y uno de los tramos más bonitos en aquella tierra es el que une las localidades de L’Estany y Artés, 23,3 kilómetros fácil de andar hasta el punto de que no reclaman ni seis horas. No hay ningún pueblo por aquellos parajes descendentes, pero sí encinares y robledos a un lado y a otro. Tampoco es que haya que ir como al desierto, puesto que dos enclaves no distan gran cosa de la Ruta (Santa María d’Oló y Calders), pero sí es mejor acometer la etapa bien provisto de agua y comida, para así gozar mejor del trayecto. Esta comarca que pisa el peregrino se llama Moianés, entre las cuentas de los ríos Ter y Llobregat. El paisaje es armónico, sin grandes muestras de feísmo y con poca presión urbanística. Para situarse, Vic queda atrás y la laboriosa Manresa, delante.
El premio es no sólo la satisfacción y el disfrute sino también Artés, localidad conocida sobre todo por sus vinos. Pero también por los restos de la muralla de un viejo castillo y por el campanario de la iglesia parroquial de Santa María, datada en el siglo X si bien construida sobre otro templo anterior. Y no hay que irse sin visitar el barrio viejo, con las calles estrechas y escarpadas.

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