Quema de la fachada de la Catedral de Santiago





E.G. Cada año, cuando se acerca la noche del 24 de julio, los compostelanos nos preparamos para acoger a las miles de personas que vienen a la ciudad para disfrutar de la gran fiesta de los fuegos en la Plaza del Obradoiro, Esta noche lo que verán es un espectáculo de proyecciones y sonido que culmina con grandes tracas de fuegos de artificio. Hasta no hace mucho, la traca final incluía la "quema" de la fachada barroca de la basílica, revestida con una gran estructura de madera con forma de lo que conocíamos como "la fachada mudéjar".

Las fiestas del Apóstol tienen su origen casi en el propio nacimiento de Compostela. Ya en el Códice Calixtino se mencionan los arreglos especiales que se hacían en la Catedral para celebrarla. En el barroco se empezó a quemar la noche del 24 un "castillo" que se instalaba en el centro de la Plaza del Obradoiro, una quema precedida de muchas actividades lúdicas como una gran corrida de toros, torneos, lidias y juegos en los que competían los jóvenes de la hidalguía compostelana.

Sabemos cómo eran los "castillos" del barroco porque se conserva un dibujo del quemado en 1745. Se trataba de arquitectura efímera, algo similar a lo que hoy arde en las fallas de Valencia, salvando las distancias. Se representaban escenas en su mayoría de contenido jacobeo, como la traslación del Apóstol, la invasión de Almanzor o la Batalla de Clavijo. Todo ello nos lo cuenta Miguel Taín Guzmán en un ameno estudio publicado por la Universidad de Santiago, que podéis descargar los interesados en saber algo más sobre el origen de las celebraciones del 24 y 25 de julio en Compostela.

Esta noche volverá a arder el castillo pero no como antaño. Será una quema falsa, de luz y sonido, similar a la realizada el año pasado y que durante estos meses ha dado la vuelta al mundo.

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