El Códice Calixtino, de vuelta en la Catedral de Santiago (I)

 


E.G. Hace ya unos días que nos devolvieron oficialmente el Códice Calixtino. Hasta ahora no nos habíamos animado a recogerlo en nuestro blog porque esperábamos acontecimientos; y porque teníamos muy claro que la alegría por su recuperación podía enturbiar el análisis. Pero ya asentada la sorpresa sí queremos dejar constancia en los Hitos del Camino de cómo ha sido este año entero sin el Códice, y sobre todo de la perplejidad por cómo ha sido su localización. Porque, no lo olvidemos, se trata de una joya medieval única el mundo, muy vinculada al Camino y que se guardaba en la Catedral de Santiago de Compostela desde ocho siglos atrás. 

Desde luego que su robo ha servido para varias cosas pero sobre todo para tres.

La primera, para poner en evidencia las graves faltas de aquellos que lo custodiaban. Sin entrar a valorar las causas, se ha demostrado que hasta el electricista tenía libre acceso a la sala en la que se guardaba. No se trataba, así, de ningún ladrón especializado en obras medievales. Tampoco fue un robo por venganza o por encargo. No hubo trama internacional. No lo proyectó un ladrón de guante blanco. Pasó meses tirado en un garage muy cerca de Compostela envuelto en una bolsa de basura. Y, para el ladrón, el Códice era quizá lo de menos frente a las sacas y sacas de dinero de la recaudación ilícita de los cepillos de la Catedral y quién sabe de dónde más.

La segunda, que su robo sirivió para que el mundo entero lo conociese y de repente lo echase de menos. Porque lamentablemente nunca se valora lo que se tiene y sólo se ansía poseer lo que no se tiene. 

Y la tercera, que por aquí por Santiago casi todos están convencidos de que la grotesca aparición del Códice va a acabar llevándonos a una trama, pero no a una de altos vuelos especializada en robos de obras de arte por encargo sino a otra mucho más cutre y local. En los corrillos se afirma que algunos de los que han intervenido en su recuperación (policías, jueces, abogados) saben ya que hay más implicados dentro de la Catedral.

Esperamos poder leer muy pronto la verdadera novela del robo, la que nos narre por entregas cómo ha sido todo en realidad. Pero mientras tanto, y como peregrinos que somos, no podemos más que alegrarnos por el hecho de que finalmente el Códice vuelva a estar en la Catedral. 

Anuncian que estará expuesto al público a principios de agosto. Durante unos días será la gran atracción de la ciudad. Los que podáis acercaros con toda certeza veréis un maravilloso códice miniado, decorado de un modo espectacular y utilizando una amplísima gama de colores, razón precisamente por la que se considera como el mejor de todos los códices del mundo. Pero también veréis la primera gran guía del Camino de Santiago, la razón de su expansión por toda Europa y, con ello, quizá también el origen de lo que desde entonces significó -y significa- la ruta jacobea.

El Códice está de vuelta. Esperemos que sea la primera y última vez que se lo llevan.
 

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