Un mimo en el Camino Norte

HdC.Es la gente la que mima el Camino. Alguien dirá que la Administración también tiene su parte de mérito, y sin duda alguna no le faltará razón. Pero sin el peregrino no hay Camino, y sin la gente que vive a su vera y lo mima, tampoco. O al menos sería un mero itinerario sin más encantos que los que la naturaleza pudiera depararle.
La fotografía muestra uno de esos casos de cariño. Se localiza en el Camino Norte, tierras lucenses antes de llegar a la villa de Lourenzá y su impresionante monasterio de San Salvador. La pista asfaltada –que en ese tramo es la propia ruta jacobea- se bifurca para unirse unos metros después. Lo que queda entre uno y otro ramal es ni más ni menos que un pozo. Y adornado así de bonito por sus dueños. Todo un ejemplo. Y que cunda.

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