La polémica del triforio de la catedral compostelana

HdC. ¿Tuvo el triforio de la catedral compostelana alguna balaustrada? En realidad la pregunta se la hacen –y nos la hicieron- numerosos peregrinos cuando alzan la vista hacia arriba en la catedral. La respuesta es que sí la tuvo. Y de madera. Y polémica. En su libro recientemente publicado La catedral de Santiago en la época contemporánea, la autora, Irene Mera, deja unos párrafos deliciosos que merece la pena leer íntegros:
“Aunque a primera vista pueda parecer un pequeño detalle el ocuparse de la balaustrada de madera que recorría el triforio, deja de serlo cuando la mayoría de los autores de la época, los críticos de arte del momento, se ensañan con ella. Veamos la dureza de los términos que emplean para su descripción: (…) un maderamen grosero, pesadísimo, de un estilo moderno, que encubre la cornisa de piedra y los zócalos y basas de las columnillas, y que corre por fuera de la galería, sirviéndola de balconada”.
La cosa no acaba ahí, porque más adelante el mismo volumen recoge un testimonio de un libro de 1880 en el que se afirma que esa balaustrada es “pesadísima”, “desdichada”, “tosco armatoste” e invención”, y aseguran que fue colocada para crear “desesperación de los que sienten en su alma el instinto, aunque sea muy débil, de la belleza”.
En 1884 la barandilla del triforio fue retirada. Destruida, para hablar con claridad.

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