El puente de Nosa Señora de Vilanova, en Allariz, está en pie gracias a 500 escudos

HdC. El puente de Nosa Señora de Vilanova es, sin duda, uno de los hitos del Camino del Sudeste a su paso por la provincia de Ourense, ese itinerario que en los últimos años se conoce como Vía de la Plata o Vía da Prata (en Galicia), cuando en realidad se trata de una desviación de esa ruta construida por las legiones romanas y luego utilizadas por musulmanes y cristianos. Y por peregrinos, claro. Para complicar más las cosas, cuando esa desviación llegaba y llega a A Gudiña, una pequeña localidad de la alta montaña ourensana, se desvía. Por el norte va el ramal principal, llamado históricamente en Galicia “A Verea Vella”, y por el sur uno secundario que pasa por Verín, Xinzo de Limia y Allariz. Y justo a la salida de Allariz es donde se encuentra el puente de Nosa Señora de Vilanova.
Las primeras menciones documentales referentes a la obra corresponden al año 1224, según cita Yolanda Barriocanal López en su completo e interesantísimo “O camiño real de Castela a Santiago por Ourense, base do camiño de peregrinación”. El grueso volumen está en gallego y fue editado por la Xunta de Galicia.
El puente que el peregrino cruza ahora es obra de los siglos XIII o quizás XIV, si bien el río –ancho y bravo a veces en ese tramo- provocó históricamente daños que hubo que reparar, de modo que en realidad hay una amalgama de tiempos y de técnicas, si bien siempre se intentó respetar la traza y el diseño originales. Barriocanal se apoya en las marcas de canteros de tipo alfabético que aprecia en las bóvedas de los arcos para confirmar el origen medieval.
Y una anécdota final: para la reparación de 1597, tras una gran riada de 1555 que dejó el puente muy dañado, se destinaron nada menos que 500 escudos, que fueron a parar a los bolsillos del maestro cantero Juan González. Que con esa cantidad hizo su agosto, claro.

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