La leyenda del Hombre Santo

HdC. Cuenta la leyenda que, allá por el siglo XIV, se juzgó culpable de ser cabecilla de una revuelta a Juan Tuorum, un herrero de la Porta do Camiño, a pesar de que él declaraba una y otra vez su inocencia. Ya condenado a muerte, estaba siendo conducido al rollo para su ejecución cuando, al llegar ante una imagen de la Virgen, cayó a sus pies solicitando que se reconociese su inocencia y orando "ven e váleme". Ante la mirada atónita de todos los presentes, el reo cayó allí mismo fulminado, un hecho que todos consideraron muestra de su inocencia, interpretándose que la Virgen lo había salvado de su ajusticiamiento público.

En aquel mismo lugar se le dio sepultura al hombre, colocándose sobre su tumba el cruceiro que aún hoy se conoce como del Home Santo; nombre que también se le dio a la calle compostelana por la que pasaba antes del milagro. El "ven e váleme" se convirtió popularmente en "Bonaval".

Como en toda leyenda, hay elementos reales que dan verosimilitud al relato. En el caso que nos ocupa, podemos aún hoy ver una inscripción datada en 1330 que hace referencia al alma de Juan Tuorum. Está en el Pórtico que da entrada al cementerio de la Real Cofradía del Rosario, y que en su día era parte del primer Convento de Bonaval.

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