HdC. Santo Toribio de Liébana, en Cantabria, es un monasterio que
a la sombra del Camino Norte de Santiago intenta recuperar su esplendor perdido.
Una bula de 1512 firmada por el papa Julio II lo equiparaba de alguna manera
–claro está que en un segundo plano- a Santiago, Roma y Jerusalén puesto que
peregrinando al cenobio se podía ganar el jubileo. La decadencia fue luego
inevitable, y el resurgir, muy reciente. Al rebufo del Apóstol, Santo Toribio
intenta atraer cada vez a más peregrinos, y en efecto, ya empieza a ser
significativo el número de los que recorren el Camino Norte y se desvían a ver
en Liébana la reliquia del Lignum Crucis, que pasa por ser el fragmento de
mayor tamaño que se conserva en el mundo nada menos que de la cruz en la que
encontró Cristo la muerte.
El lugar, desde luego, es impresionante. Recuerdo la última vez que estuve. Fue hace dos años. Hice una de las mayores burradas de mi vida: de Madrid a Santo Toribio de Liébana, ida y vuelta. De regreso, confundí la carretera y terminé desembocando en las Merindades burgalesas, atravesando el puerto del Escudo y no sé cuántos más. De hecho, llegando a la provincia de Segovia ni con agua conseguía que los párpados dejaran de pesarme como losas. Una burrada que terminó bien, pero mereció la pena volver a ver Santa María de Lebeña y Santo Toribio, con su puerta del perdón (cerrada, porque no era año jubilar) y su venerable fragmento de la Vera Cruz. Saludos, amigos
ResponderEliminarJuancar vaya historia!!!! Supongo que tras la experiencia nunca más lo has vuelto a intentar :-). Buen Camino, peregrino!!
ResponderEliminarSiempre merece la pena tener en la biografía una "burrada" como esa, hombre. Que te quiten lo bailado. Santo Toribio -y el Camino Norte en sus cercanías- siempre merecen la pena.
ResponderEliminarPues sí, en efecto, siempre merece la pena. Pero también es verdad, que estoy ya muy mayor para repetir. Aunque nunca se sabe...Un abrazo a todos
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