La leyenda de la fundación del barrio de Conxo

Cuenta una leyenda que el barrio de Conxo, en la periferia Santiago, nació a raíz de una historia de bandidos en el Camino. Según la tradición, una noble peregrina francesa, de nombre Rusuida, enterró aquí a su amado, fallecido víctima de un asesinato en una hostería del Camino. La mujer llegó a la ciudad acompañada por su séquito y, tras visitar al Apóstol, quiso dar sepultura a los restos de su amante, para lo que eligió el lugar donde unas palomas blancas se habían posado. En este sitio fundó una casa de oración para acompañar durante toda su vida a su querido Alberico Canogio; de ahí vendría el nombre de Conxo, de Canogio. En el siglo XII, el arzobispo Gelmírez mandaría construir el Monasterio de Santa María de Conxo (en la imagen) sobre el solar donde siglos atrás se ubicó esta capilla.

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