La torre del Obradoiro

 


F.S.Esta torre forma parte de la renovación vivida en la Basílica apostólica a partir del Informe de obras del canónigo fabriquero don José de Vega y Verdugo, escrito entre 1655 y 1656-7. En esos años la fachada occidental mostraba buena parte de la traza original del maestro Mateo, aunque ya se había cerrado con dos puertas su arco central.

 A partir de 1606 se construyó la escalinata del Obradoiro; y por los mismos años, se reforzó la torre de campanas. Como era más alta que la torre norte, la de la carraca, la torre sur se había resentido, y por ello se reforzó años después con un nuevo estribo diseñado por Francisco González de Araújo, decorado con pilastras y balaustres. Inspirados por el Informe, los canónigos decidieron elevar a la misma altura las dos torres, de modo que la fachada occidental lograse una apariencia de equilibrio y simetría.

Pero el problema estructural persistía. En 1665 el maestro de obras de la Catedral, el castellano José de la Peña de Toro, comienza los tres cuerpos decrecientes de la torre. La campana maestra, llamada la Concepción, se fundió en una fragua preparada en la Quintana. En 1668 ya estaba lista para ser puesta en la torre sur, pero fue preciso esperar hasta 1669 para ser izada bajo dirección del maestro Bordes; y aún tuvo que aguardar hasta 1675 para estar perfectamente colocada.

Sobre el cuerpo de campanas Peña de Toro diseñó un atrevido remate piramidal, de gran plasticidad decorativa y empuje ascensional, compuesto por un cuerpo cúbico sobre el que monta otro prisma de sección ochavada, coronado con cúpula con linterna. El cuerpo cúbico de esta flecha está adornado con un vano ciego por cara y se rodea con volutas con apariencia de contrafuertes, en realidad una curvilínea fantasía rematada por pétreas bellotas; el prisma ochavado tiene en cada cara pilastras que parecen sostener la volada y quebrada cornisa sobre la que campa la media naranja del cupulín, con los plementos resaltados. Como conclusión se empleó una sencilla linterna rematada por un pináculo con bola. 

Es complejo pensar en un modelo para este campanario, pues aunque el origen puede hallarse en torres del siglo XVI, unas ideadas, otras construidas, el resultado de la compostelana, con tantos elementos decorativos de estirpe manierista, no puede ser más ecléctico y creativo, fruto de una personalidad artística original y a la vez práctica. Finalmente, aunque todavía faltaban balaustradas y otros detalles secundarios, la torre de campanas puede darse por concluida en 1675. Poco después, el 7 de enero de 1676, fallecería Peña de Toro. La caída de un rayo el 19 de diciembre de 1729 provocó graves daños en cúpula y linterna, lo que obligó a Fernando de Casas Novoa a repararla en 1730, ocho años antes de que iniciase las obras de la fachada del Obradoiro, para lo cual creó un grandioso arco de triunfo y reprodujo en la torre norte el diseño que Peña de Toro había ideado para la sur. 

Fueron varios los artistas concernidos en el proyecto de esa excepcional torre, pero hay que concederle el mayor mérito a José de la Peña de Toro, un artífice que logra que la plaza del Hospital profundice en su vocación de principal escenario urbano de Compostela, dominado por un espectacular campanario adosado a la fachada medieval del templo jacobeo. Con esta torre anterior al Obradoiro de Fernando Casas Novoa, el espacio público de la plaza del Hospital ya ofrece un escenario abierto a la sorpresa; la ciudad se anima con las variadas perspectivas que crea tan enfático elemento vertical, a veces fusionado con la atmósfera cargada de gotas de lluvia.

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