La Alameda y la Herradura

 



J.M.G.I. A la iglesia parroquial de Santa Susana, con su primera fábrica en el Románico, allá en lo alto y bordeada por una frondosa carballeira, cabe identificarla como el principio mismo que dio lugar a que, atendiendo a su acceso hasta ella, se fuese organizando con el paso del tiempo esta parte extramuros de Compostela. 

Ya a principios del siglo XVIII se levantó en un lugar cercano e integrado en esta misma feligresía la capilla del Pilar. Ello supuso que, sobre todo en la centuria siguiente, se ordenase en parte la vegetación intermedia entre la entonces Porta Faxeira y este nuevo templo. Así se constituyó ese sitio de recreo santiagués conocido hoy como la Alameda y antes como Campo de Susana.

En tanto el montículo inmediato se vio rodeado por otro paseo al que, por su forma, se llamó de la Herradura. Y es una vez más la disposición de la iglesia de Santa Susana la que otorgará, en relación con su fachada, una condición principal a la parte posterior de este paseo que, mediante una escalinata, nos lleva hasta ese antiguo lugar sagrado que lo corona todo. También aquí, en ese espacio allanado, un mirador, ya de mediados del siglo XX, nos asoma al actual Campus Vida, conocido anteriormente como “la Residencia” en razón de los colegios universitarios que, ya en la primera mitad de la pasada centuria, otorgaron a ese lugar una determinada función y agrandaron esta zona meridional. 

La vegetación, con especies autóctonas y alguna exótica, lo domina todo. Los castaños de Indias nos cubren cuando nuestro andar nos lleva al Paseo de los Leones, esa parte de la Herradura que ofrece las mejores vistas del conjunto de la ciudad. Y algún que otro eucalipto que sobrepasa el siglo está ahí; llama la atención el que está rodeado por bancos, significando un rincón privilegiado de esta urbe, monumental, sagrada pero también (y por qué no) laica. Igualmente el agua le otorga carácter a este espacio; está en sus estanques y en sus fuentes, como parte casi consustancial y significativa de lo que esta tierra generosamente ofrece. 

Es éste un lugar para el juego infantil, pero también para el paseo de quien ha llegado a la madurez y goza en el andar por sendas de recorrido apacible. Igualmente aquí, en la Alameda, tiene su sitio la música, concretada en ese quiosco concebido cuando el siglo XIX declinaba y nacido para los conciertos de la Banda Municipal. Cuando vamos a la Alameda y a la Herradura la escultura trae ante nosotros, además, personalidades tan relevantes en nuestra cultura como la propia Rosalía de Castro, Valle Inclán, Pais Lapido, Castelao… Las dos Marías o la Leiteira tienen también aquí un lugar para una evocación nostálgica, al igual que es éste el sitio en el que se otorgó honra al almirante gallego Casto Méndez Núñez.

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