HdC. El topónimo Grajal de Campos se asocia inmediatamente a un
gran castillo del siglo XVI, puro gótico, levantado entre 1517 y 1521. Esto es la
provincia de León, y en ese solar ya existía otra fortaleza en el siglo X
(“castello de Graliare”, de Raimundo de Borgoña) cuyo estado era lamentable 600
años después. Sobre todo porque ya se había desarrollado la artillería, y aquellos
primeros muros no resultaban idóneos para alojar las piezas necesarias para la
defensa. Porque en efecto, este fue el primer castillo artillero de España y
hoy punto de parada prácticamente obligada para los peregrinos que siguen el
Camino de Madrid, muy activo en los últimos tiempos. Desde ahí al sepulcro del
Apóstol distan 364 kilómetros (el Camino de Madrid se une al Francés en
Sahagún).
El visitante se va a quedar literalmente con la boca abierta
al admirar los cuatro enormes torreones de este monumento nacional (1931),
donde se colocaban las piezas de mayor calibre. Y en ese emplazamiento
permanecieron hasta que a principios del siglo XVIII el edificio quedó
prácticamente deshabitado y empezó su decadencia.
Tenía un foso con puente levadizo, pero, aunque parezca
increíble, no se sabe dónde está. ¿Por qué? Porque la fortaleza fue rellenada
de tierra. Encierra también otra curiosidad: entre los años 1833 y 1900 junto
al adarve septentrional acogió un cementerio… judío.
Imagen: David Daguerro para Wikimedia
Commons.
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